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Árbol genealógico

"Me comentó una vez Antonio, para sorpresa mía, que había nacido en Valencia, pero crecido en la Rioja; también que de allí algún año se desplazaron en verano a Fuenterrabía, próxima a San Sebastián, mi ciudad de origen. Había llegado al mundo en el seno de una familia - que yo desconocía porque siempre nos la ocultó - entrelazada repetidamente con el mundo de las artes, sobre todo con la escultura tradicional, como puede observarse en el “árbol gene-artístico” adjunto. Asomar al mundo en el seno de una familia tan multi / conectada con las artes plásticas, fue gran suerte para Antonio, en lo que se refiere al acceso a un conocimiento técnico extraordinario de las mismas, que llegó a dominar, desde muy joven, merced a las enseñanzas paternas y unas dotes personales, realmente extraordinarias, en los campos del dibujo, del modelado del barro o del arte escultórico con cualquier soporte (madera, roca, yeso, marfil, terracota, materiales plásticos, etc.); alguno en especial, la arcilla, lo ejercitó cotidianamente durante toda su vida artística. 

En la línea materna de su árbol familiar se ve que el abuelo - Antonio Ballester también - la mayoría de sus tíos, primos y sobrinos inmediatos o menos directos han estado inmersos profesionalmente en el arte. Pero nunca nos habló de ellos. He descubierto esas ramas y entramado, posteriormente a su muerte; gracias a la colaboración de su familia y a que algunos de sus parientes fueron personajes muy famosos, para los que, una vez establecido el parentesco, se ha podido obtener con facilidad información sobre ellos. 

Tal parentela le habría procurado un plus de atractivo para adornar legítimamente su figura, al buscar en España ubicación social en el mundo de “lo artístico”. Pero ABB no lo hizo, porque se sentía esencialmente escultor. Él había decidido, desde su infancia, que la vía de acceso y contacto con su persona, es decir, su lenguaje para comunicar con los demás iba a ser sólo, rozando la exclusividad, el lenguaje artístico. Todo lo demás, salvo el cariño a la familia suya y a la propia creada por él, o a un ramillete de amigos acreditados - afectos nunca expresados, pero probados con hechos - le era accesorio y no merecían atención. 

Repasemos algo de lo que permanecía escondido en su secreto árbol familiar: 

Rama de los Ballester-Aparicio: 

 Antonio Ballester Aparicio (1884/1930) & Rosa Vilaseca Oliver (1882, Barcelona/ ?), Abuelos Maternos de Abb: 

Por línea paterna, los abuelos de ABB fueron agricultores; ajenos por completo al mundo del arte. Pero el abuelo materno, Antonio Ballester Aparicio, pese a ser hijo de un guardia civil murciano, trasladado a Valencia y fallecido en un desafortunado accidente en la montaña (1904), consiguió ser afamado escultor y profesor de la valenciana Escuela Superior “San Carlos” de Bellas Artes. 

Aprendió en Valencia en el taller del Maestro Romero-Ren y en el de Antonio Capuz Gil de la calle Gracia. Años después, ya profesor y reputado imaginero con obras en ámbitos distantes del litoral levantino (p.e., trabajó en repetidas ocasiones para encargos de iglesias ubicadas en Asturias, incluída la catedral de Oviedo), reunía en su domicilio y estudio valenciano de calle de “El Salvador”, esquina a “Conde Trénor”, a una tertulia de notables artistas, a la que acudía, entre otros, su amigo y compañero, el escultor José Capuz Mamano (1884/1964), muy apoyado por Sorolla, cuyas obras ornamentan bellamente la casa-Museo de este pintor en Madrid, y muchos edificios públicos de la capital. José era, a su vez, hijo del renombrado creador de imágenes religiosas (“santero”), Antonio Capuz Gil (n. en Godella, 1846), maestro tanto de su hijo José como del abuelo de Antonio, ABA. 

Esa posibilidad de que gozó Ballester Aparicio de acceder a los secretos técnicos del “oficio” de escultor era importante y difícil, pues éstos sólo se reservaban y transmitían, generación tras generación, por enseñanza personal directa maestro/discípulo tras escrupulosos procesos previos de selección. Así, sólo los aprendices mas dotados se convertirían en artistas y maestros de futuros jóvenes aspirantes. Era tradición respetada desde hacía cientos de años; baste recordar por ejemplo que así había sido incluso antes del inicio de las actividades, en el País Valenciano, de los escultores/imagineros/pintores de procedencia genovesa apellidados Capuz, que se remontaba al Siglo XVII. 

Obras del abuelo ABA, el primero de los “Antonios Ballester” escultores, que hoy puedan verse son sus medallones en la Universidad de Valencia o las obras religiosas antedichas en Asturias. Fueron principalmente trabajos de imaginería, con un enfoque realista y barroco, aunque la ausencia de fotos de época sobre esculturas suyas, producto de los tiempos convulsos que iban a afectar al pais y a su familia, a partir de 1930, invitan a pensar que las mayores contribuciones del abuelo materno de ABB fueron la labor cultural y social que desarrolló en Valencia, donde creó una especie de “Monte de Piedad”, sin beneficio personal, donde guardaba ahorrillos y asesoraba a sus paisanos, digna de los mejores tiempos de la Ilustración del S XVIII, el mantenimiento de las tertulias C/ del Salvador y, por encima de todo, su actividad pedagógica, enseñando las artes de la escultura y pintura a su hijos, con éxitos, que van a contemplarse a lo largo de estas páginas. 

En 1910, un “mosén” residente en Valencia, amigo suyo, le comentó que en Cervera (Castellón) - una de las tres poblaciones/pilares del Maestrazgo y lugar de veraneo para el sacerdote - había un chiquillo de 10 años, pariente lejano del cura, que mostraba dotes extraordinarias para la escultura. Lo testimoniaban las figurillas que el chaval realizaba desde muy pequeño, sin más conocimiento y medios que las enseñanzas del maestro del pueblo y la arcilla que recogían, cuando llovía, para hacer manualidades. Opinaba el sorprendido sacerdote que el talento del niño, de nombre Agustín (Tinín) y apellido Ballester - igual que el del escultor valenciano, pero sin parentesco alguno - se agostaría iremediablemente en el ámbito cerverino. Por ello, el mosén se apresuró a concienciar con insistencia a los padres del niño, Joaquín y Visitación, para garantizar que si lograba que un escultor de renombre - como lo era su amigo ABA - aceptaba como aprendiz al pequeño Agustín, los padres autorizarían la marcha de Tínín a Valencia. 

El maestro Ballester Aparicio accedió a la petición y, como era norma, Agustín se incorporó en 1910, como hijo legalmente adoptado, a la familia del matrimonio Ballester Aparicio/Vilaseca, que ya tenía dos hijas pequeñitas y a punto estaba de nacer un chico, el tercero de los seis que engendraría Rosa Vilaseca, afamada modista (creadora y cortadora en la capital valenciana), cuyo taller de costura se situaba en el mismo domicilio que el escultórico de su marido Antonio. Relativamente pronto, Rosa, aunque algo mayor que su marido enviudó, pues su marido y abuelo murió en 1930 con sólo 46 años, así que a ella le tocaría, una década después, ejercer de madre coraje libertaria cuando, con sus hijas y familias se vieron forzadas a emigrar/escapar hacia México. Todas, salvo la mayor, Teresita, que poco a poco evolucionó hacia una postura mas tradicional - no precisamente mas cómoda - sobre lo que exigía de ella su papel de madre de familia, pues antes de la guerra civil, Teresa se había casado con el aprendiz cerverino, Agustín, aquél que sus padres adoptaron, ya que éste, había terminado con éxito la carrera de Bellas Artes, y se había convertido en profesor y joven promesa de excelente escultor. La pareja tuvo tres hijos, apellidados Ballester Ballester (dos “Ballester” distintos) de los que el intermedio sería nuestro protagonista ABB. En conclusión, el escultor Antonio Ballester Aparicio fue el abuelo-materno de ABB, y el escultor Agustín Ballester Besalduch, su padre. 

 

VICENTE BALLESTER APARICIO (1887, Valencia/1927, Valencia), un tío-abuelo cantante excepcional: 

No fue el abuelo escultor el único hijo del guardia civil, dotado de talento y empuje para buscarse sitio en terrenos artísticos, tan ajenos como fuera de lugar en una casa-cuartel de la Benemérita. Para Vicente, el cuarto de los siete hijos del guardia murciano, tres años menor que el escultor-profesor, su campo artístico principal no iba a situarse en la plástica sino en el canto y los escenarios de ópera. Dotado con una preciosa voz de barítono lírico - he podido comprobarlo en 10 registros históricos en discos de bakelita a 78 r.p.m. que lo certifican - se anticipó unos años, en las Américas, a lo que más tarde iba a representar, en España, el cordobés Marcos Redondo (1893-1976), seis años más joven, recriado para la música en Barcelona, que debutó en 1915, con un papelito en una “Traviata” del Teatro Real de Madrid y llegó después a ser el intéprete más renombrado en el mundo de la zarzuela. Pero, a diferencia del longevo Redondo, el tío-abuelo materno de ABB tuvo una vida personal y profesional muy corta. El motivo no está aún claro, pues los archivos valencianos de defunciones creo que se destruyeron por un incendio o la guerra civil, pero sí consta que padeció alguna dolencia y antes de 1925/26 (estimo que en 1923) tuvo que someterse a una intervención quirúrgica. Fuera lo que fuese, esa enfermedad lo iba a matar antes de cumplir los cuarenta años, suficientes, sin embargo para que antes actuara y triunfase en los escenarios óperísticos mas prestigiosos de las tres Américas: Norte, Centro y Sur. 

En su juventud, Vicente fue buen dibujante, que a los 17 años se ganaba la vida, como “palmiter”, pintando abanicos, pero, tras fallecer su padre en 1904, acompañado por parte de su familia decidieron marcharse a Barcelona; VBA para trabajar como jornalero y estudiar canto con Miguel Mayoral. Con 24 años casó (1911) con Teresa Pallarol y poco después, en compañía de su madre, algunos hermanos y su propia esposa, dejaron Barcelona por Paris. Pensaba proseguir allí con su profesión de dibujante, cantando donde podía - actuó, por ejemplo, en el teatro Olympia - y mejorando su técnica vocal con nuevos estudios de canto. A principios del 1914 pre-bélico de la capital francesa, Vicente cantó en un Café parisino ante el riquísimo maharajá de Kapurtala y su esposa, la ex-bailarina malagueña Anita Delgado, quien impresionada por la belleza de su voz, decidió favorecerlo y pidió a su marido costearle, como mecenas, unas clases de técnica vocal con un buen profesor, a lo que el monarca indú - hombre cultivado - accedió gustoso. Así que ella, escribió un papelito y se lo entregó a Vicente, diciéndole: ”Preséntese mañana en esta dirección. Es un buen maestro que, con seguridad le ayudará”. Cuando VBA leyó de quién se trataba, no podía creerlo. Se trataba del más prestigioso Profesor de canto, el polaco Jean de Reszké, el tenor mas famoso en el mundo operístico hasta que lo destronara un joven arrollador: Enrico Caruso. Reszké, cuando algo más tarde tuvo que dejar por enfermedad la escena, se convirtió en reputado maestro de canto con residencia parisiense; de hecho, muchas celebridades de la Ópera fueron discípulos suyos (Maggie Teyte, Bidu Sayao o Leo Slezak). 

La esposa de Vicente - la Pallarol - volvió a Barcelona, para dar a luz a su primer hijo, Vicentico (1914/1991), quien proseguiría modestamente, en escenarios de zarzuela, la carrera internacional que a punto estaba de emprender su padre. Como meta de salida inmediata, Vicente escogió Italia, y allí debutó a mediados de 1914 en la Scala de Milán, pero el inicio de la primera Gran Guerra le forzó a regresar, por lo que sus primeros pasos, ya como artista dedicado exclusivamente al canto, se limitaron a una temporada de zarzuela, contratado por Patricio León para el Teatro Ruzafa de Valencia. 

- 1916 (1º semestre): consiguió VBA contratos para actuar en La Habana en los Teatros Martí, Nacional-Galaico y Payret. Hasta Cuba viajó Vicente en solitario, su esposa, que esperaba su segundo hijo, permaneció en España, de donde nunca saldría, pues siempre se negó a acompañar a su marido en sus desplazamientos profesionales. (Hoy conocemos, que retenida por un amor adulterino). 

En Cuba, Vicente compartió escenarios de zarzuela y operetas con la tiple Carmen Alfonso (su pareja también en el Teatro valenciano de la Rufaza), o la cantante mexicana Mimí Derba, que después hizo en su patria carrera cinematográfica tan importante y completa, que llegó a ser la primera mujer directora de cine en México. Los éxitos de Vicente en La Habana, con zarzuelas y operetas, catapultarían su posterior carrera operística. En escueta relación de fechas, lugares y Compañías, los datos - disponibles gracias, sobre todo, a las indagaciones y generosidad de una nieta del cantante (Ondina Ballester Arbonés, hija de Vicentico), completadas por el seguimiento posterior de Átticus en el Metropolitan de Nueva York - pueden encadenarse así: 

- 1916 (2º semestre): el 13 de Agosto llega VBA a NY en el barco S.S.Morro Castle, contratado por Mr. Rothhapfel para actuar un mes en los Programas de Cine y Variedades Musicales. El éxito alcanzado y las connivencias de Rothhapfel con las compañías de Ópera, para quienes buscaba nuevos valores desconocidos, aseguró la firma de un Contrato inmediatamente con la “Boston National Opera” con actuaciones junto a los españoles María Gay o el bajo profundo José Mardones y la famosa Maggie Teyte en varias ciudades norteamericanas (Boston, Chicago, etc.) y canadienses (Toronto). En unos programas figuraba como Vincenzo Ballister, en otros como Vicente Ballester. Con otra compañía - la “Cosmopolitan Opera Co.”- regresó a N.Y. para cantar en el Garden Theatre. 

- 1917 (Septiembre/18: Contratado por la “Cía. Mexicana de Ópera”, de Miguel Sigaldi, VB cantó en México, junto al tenor mexicano José Mojica, o los españoles Hipólito Lázaro y Perelló de Segurola, 7 obras del repertorio básico de ópera: I Pagliacci, Carmen, Lucia de Lamermoor, Aida, Cavalleria Rusticana, Rigoletto y La Favorita. A finales de Diciembre de 1917, hasta final de Enero de 1918 volvió a Cuba (teatros Nacional y Payret) con la “Cía. de Adolfo Bracale”. Y llegó, por fin, el ansiado contrato con el Metropolitan Opera de N.Y., por un periodo mínimo de 20 semanas, para cantar en 11 óperas del repertorio, pero por algún problema, no achacable laboralmente a él, no llegó a actuar allí en esa temporada, pero se le abonó la totalidad de su salario (70 $ x 20 semanas). Reapareció, meses después, en Santiago y otras ciudades cubanas, con el “alias” de Santiago García interpretando, como años atrás, zarzuela y opereta. 

- 1919/ Abril 1921: Regreso a la ópera, dentro de la “Mancini Gran Opera Co.”, con actuaciones en Puerto Rico y República Dominicana. Ingresó, después, en la “San Carlo Opera Co.”, dirigida por el Maestro Fortune Gallo, para recorrer las principales ciudades de Canadá y Estados Unidos en gira que se prolongaría hasta Abril de 1921. 

- 1921 (2º semestre): contratado por el Teatro Colón de Buenos Aires para 19 representaciones. Interpretó 5 óperas, junto al tenor Martinelli, la “divina” Claudia Muzio (que moriría en 1936 por los disgustos originados por un joven Aristóteles Onassis, tal como le sucedería después con el mismo individuo a María Callas), María Barrientos y Ninon Vallin. 

- 1922: En Enero actuaciones con la “Chicago Opera Association”, junto a la Galli-Curzi, Tito Schipa y Maria Ivogun (maestra de Elisabeth Schwarkopf). Viajó de nuevo a España para intentar una vez mas, sin éxito, el traslado de su familia a USA. Cinco actuaciones en Palo Alto (California), en el Estadio de la Stanford University, en un Festival de tanteo previo a establecer una sede fija de Ópera en San Francisco, que aún hoy continúa viva. Protagonizó treinta funciones como cantante de la “Chicago Opera Association” e inició la nueva temporada con Rigoletto en el “Century Theatre” de Nueva York. En Diciembre cantó en México junto a Miguel Fleta. 

- 1923: nuevo compromiso con el Met y otra vez, pero ahora sí debió tratarse de una enfermedad importante, que le impidió cumplir el contrato. Casi un año tardó en reponerse. Reapareció en el Festival de Ravinia Park, en Chicago, con Lucrecia Bori, Lauri-Volpi y Martinelli. 

- 1924/25: Por fin, temporada completa en el Metropolitan Opera House, desde Noviembre hasta Abril. Comenzaron con la “Opera Caravanin”, donde “rodaban” las actuaciones antes de pasar a las funciones en la sede Met de Nueva York. Vicente se encontró con antiguos y nuevos compañeros: José Mardones, Rosa Ponselle - junto con Caruso y Titta Rufo, una de las 3 voces más bellas y excepcionales, jamás escuchadas -, Beniamino Gigli, Fedor Chaliapin o Elvira de Hidalgo (española y maestra de la Callas). Empezaron con “Fausto” en Filadelfia, junto a Chaliapin y Martinelli y continuaron en Manhattan desde el 16 de 1924 hasta el concierto de cierre de temporada del 19 de Abril. Intercaló Vicente, un recital en solitario en el Carnegie Hall, y se preveía firmar contrato con el Met para la temporada 1925/26. Terminó la temporada actuando con “Los Ángeles Opera Association”, y numerosos recitales individuales o en dúo, acompañado por una soprano rusa. 

- 1926/27: En Mayo viajó a La Habana, donde proyectaba realizar el año 27 un gran festival de ópera con primeras figuras. Pero en él, Vicente sólo se ocuparía de la Dirección Artística. Antes de regresar a España, cantó de nuevo Rigoletto y Otello en el Century Theatre de NY; embarcó después hacia su pais natal en Octubre. El 26 llegó a Valencia para dar dos conciertos, de los que sólo se celebraría uno, con Fleta: no resultó satisfactorio. Asistieron su esposa e hijos, que volvieron de inmediato a Barcelona, donde residían. Él, cuya salud empeoraba y había adelgazado sensiblemente, quedó en Valencia al cuidado de sus familiares y de Juanita, una mexicana, su compañera durante los últimos años, que lo atendería en los momentos finales. Falleció el 3 de Octubre de 1927, poco antes de cumplir los 40. Su esposa, Teresa Pallarol (1890-1929), moriría 18 meses después, sin superar tampoco la barrera de los 39. 

Vicente no sólo fue gran cantante sino que era buen actor. Al parecer, I Pagliacci y Rigoletto fueron, sus interpretaciones-cumbre; también fue valorado su torero Escamillo en “Carmen” de Bizet, donde lucía un precioso traje, cosido por una “hermana” suya (¿su cuñada, la modista Rosa Vilaseca?). Hombre dotado de simpatía arrolladora, gozó siempre del cariño de los públicos americanos y de la prensa, crítica musical incluída; famoso era también en el mundillo operístico, como dibujante, por las caricaturas que improvisaba con rapidez y humor sobre él mismo, o cualquier otra persona, tal como antes acostumbrara a hacer Caruso. 

 

Otros BALLESTER APARICIO en el mundo de las artes escénicas (Juana-Manolita Savall Ballester): 

El 5/2/1914 nacía en Paris Juana Savall Ballester. Su madre, Manolita Ballester Aparicio, era otra hermana del abuelo de ABB y del tío abuelo Vicente, el cantante. Tanto los Savall, como otros hermanos, Amparo y Salvador (1892/1949, Valencia) huyeron en 1917 de la capital francesa y retornaron a su tierra natal, escapando de los disparos del cañón alemán Bertha que bombardeaba de contínuo Paris en plena 1ª Guerra Mundial. 

La niña Juana, tal vez por la referencia de su tío Vicente, o afectada por esa llama artística que afectó a tantos brotes de esta rama familiar, estudió música en Valencia y se graduó como pianista en el Conservatorio de esta ciudad. Cursó la carrera de piano y estudió también composición, canto, arte dramático, guitarra y acordeón, para centrar finalmente en el canto su futura carrera profesional. Inició sus actuaciones en Valencia, interviniendo en la zarzuela/ópera “Marina” (Arrieta). Cruzó el charco para hacer giras por países iberoamericanos con compañías de zarzuela, género que en ultramar estaba entonces de moda, permitían vivir y proporcionaban buena imagen, por lo que Juana, cuyo nombre artístico sería para siempre “Manolita” Saval, lo hace también. En Argentina conoció al famoso tenor José Mojica, que había cantado en 1917 con su tío Vicente y era estrella del cine norteamericano en versión hispana - siempre con contenidos musicales - quien sorprendido por su simpatía, fotogenia y belleza la invitó a visitar su pais natal México, y a que protagonizase su primera película en México “El capitán aventurero” (realmente “D. Gil de Alcalá” del maestro Penella, el de “El gato montés” que se hizo cargo de la adaptación de la obra al lucimiento de Mojica). Quedó ella muy contenta con esta incursión cinematográfica y con el pais y sus gentes, por lo que Manolita fijó su residencia, de por vida, en aquellas tierras. Pero sin abandonar de momento la escena y el canto, para lo que se integró en la Compañía de teatro/zarzuela de la guipuzcoana Pepita Embil (esposa del barítono Plácido.

Domingo y madre del meteórico poli-artista de igual nombre), y en otras Cías. dirigidas por Barandalla o por Ortiz de Pinedo. Con ellas recorrió y conoció todo México. 

Poco a poco, el cine desplazaría al arte lírico, como quehacer principal de Juana/Manolita, con películas como “El que tenga un amor” (1942), “Virgen de medianoche” (1942), “El baisano Jalil (1943, con María Félix), “Amores de ayer” (1944, con el cantante Tito Guizar), “Los miserables” (1944), “El capitán Malacasa” (1945, con Pedro Armendáriz) y “La culpable” (1946). A partir de los 50, una gran crisis afectó a la industria cinematográfica azteca, pero Manolita se encargó de buscarse nuevas oportunidades. Amplió conocimiento teatrales con Seki Sano, y se introdujo con fortuna en el mundo del teatro musical, obteniendo grandes éxitos con “Gigi”, “Ring.. ..Ring...Llamó el amor”, ”La criada malcriada”, “Atentado al pudor”, “Trampas para un amor”, “Papaíto, piernas largas” o “Tartufo, el impostor”. 

Para completar sus variados itinerarios por los géneros sólo le faltaban a Manolita los seriales de televisión, en los que desarrollaría sus últimos trabajos. Obtuvo siempre el favor del público al que iban dirigidos y gozó personalmente, además, de algo mas difícil, la simpatía generalizada de los televidentes mexicanos durante los 18 años que median entre “Mundo de juguete”(1974), hasta el final con “Mujercitas”(1991) o “El abuelo y yo”(1992). 

De un matrimonio fugaz con el valenciano Manuel Ruiz, residente en México, Juana tuvo (1956) un hijo único, llamado Manuel Saval en el mundo televisivo mexicano, donde aprovechó el afecto profesado a su madre. Con ella convivieron siempre él, su esposa e hijo, hasta el fallecimiento de Manolita en 2001. Manuel fue también actor popular de telenovelas, pero no tenía el carisma de su madre, ni su formación/polivalente. Tampoco la suerte de su longevidad; devastado por un cáncer de garganta falleció en 2009 a los 53 años de edad. 

 

RAMA BALLESTER BESALDUCH: 

AGUSTÍN BALLESTER BESALDUCH (1900, Cervera del Maestrazgo/Castellón; 1976, Barcelona): padre y maestro de ABB, escultor y profesor. 

“Un buen escultor”, según me lo calificó su hijo Antonio, “ buen escultor..., pero tradicional”. La única información que me dió sobre su familia y eso porque, amparado por un comentario/pista del pintor M. Duque, se lo pregunté tantas veces que al final tuvo que ceder. De su padre Agustín, en quien habían confluido tantos conocimientos, aprendió Antonio, desde muy pequeño, procedimientos y habilidades técnicas sobre el oficio, que alcanzaban tanto al modelado sobre arcilla como sobre otros soportes: madera, piedra o marfil. 

En paralelo con su aprendizaje y formación en el taller de Ballester Aparicio (ABA), Agustín cursó también estudios medios y superiores en la valenciana Escuela Superior San Carlos de Bellas Artes, que finalizó con brillantez en 1921. En 1922 ya estaba en Madrid, ampliando conocimientos sobre la talla de mármol en el estudio de Mateo Inurria (1869/1924), quien con Josep Clará (1878/1958), el malogrado Julio Antonio (1889/1919), su maestro ABA o los precitados Capuz fueron las principales fuentes donde bebió Agustín. Todo ese caudal de conocimientos, lo transmitiría a su hijo escultor, el precoz Antonio, por aquel entonces “Toni”. 

Hacia 1929, Ballester Bessalduch se liberó del academicismo estricto donde se había movido. Ya artista prometedor y con economía propia algo mas solvente, casó en 1931 con Teresa Ballester Vilaseca, la hija mayor de su maestro Ballester Aparicio. La conocíó cuando Agustín llegó a Valencia con 10 años para trabajar/estudiar como aprendiz; Teresita tenía entonces sólo tres. 

El primer éxito del chicuelo cerverino llegó en 1929, cuando obtuvo la medalla 3ª de escultura en la Exposición Mundial de Barcelona con el retrato de “Terremoto”un campesino muy popular. Mas relevante fue lograr, 3 años después, la 2ª Medalla de Escultura en la Exposición Nacional de Bellas Artes (1932), con “Primavera”; en la misma cita, Aurelio Arteta fue 1ª Medalla en pintura. Al año siguiente, Agustín ganaría el puesto de “Profesor de Modelado, Vaciado y Composición Decorativa” en la Escuela de Artes y Oficios de Palencia; militaba entonces en un Grupo vanguardista de “Artistas en Acción”. Poco después, en 1934, se le concedió una ayuda/bolsa de viaje durante tres meses para estudiar, en Francia, Italia y Alemania, varios centros, dedicados a la enseñanza artística para obreros; pero no llegaría a aprovecharla. 

El inicio de la Guerra Civil sorprendió a la familia BB separada. Agustín, el padre, en Madrid, preparando una intervención en la Exposición Nacional de Bellas Artes, mientras Teresa con sus tres retoños - la pequeña Visi acababa de nacer - lo esperaban en Palencia. La única posible forma de reunirse era que el padre, por su lado, y Teresa con sus hijos, por otro, se dirigieran siguiendo rutas distintas, aún no afectadas por el levantamiento, a Francia. Tras encontrarse allí, junta ya la familia, volverían todos hacia Benicarló donde vivían parientes de Agustín. 

En 1939, terminada la contienda, la familia se trasladó desde Levante a Madrid, donde iban a residir 4 años. Establecieron - vivienda y estudio - en la planta baja del nº 9 de la calle Cartagena, cerca de la Plaza de Toros de las Ventas y de un bonito Parque. Agustín colaboraba, como ayudante, con colegas suyos, antaño profesores y ahora compañeros y amigos: Mariano Benlliure, José Capuz, Mateo Inurria, etc. 

Tras aclararse su situación personal y funcionarial, Agustín recuperó una plaza de Profesor de Escultura en Artes y Oficios, pero ubicada ahora en Logroño, tal como me había contado ABB. Antes, me figuro que tal vez por exigencias de los colegios donde iban a estudiar los críos en la capital riojana, Antonio fué bautizado en la Parroquia del Pilar el 20/5/43, actuando de padrinos sus tíos, el escultor Antonio Ballester Vilaseca (tío “Tonico”), del que mas adelante se hablará, y su esposa Ana Mª Bonilla. 

Los Ballester Ballester marcharon a Logroño. Allí trabajó el Profesor Agustín, y allí crecieron y se educaron los niños, felices y contentos todos. Siempre conservarían agradecimiento profundo por la simpatía cariñosa y acogida cordial de los vecinos riojanos; permanecie

ron en esa ciudad hasta 1946/47. Agustín, fuera ya de la Rioja, siguió colaborando activamente en una revista local de cultura - CODAL (1949/1968) - en cuyas páginas haría sus primeras publicaciones el mas tarde famoso escritor y magnífico guionista Rafael Azcona. 

En Logroño, los hijos varones cursaron los años correspondientes al Bachillerato de entonces en las Escuelas Pías; la niña, en el colegio de las Agustinas. La Escuela de Artes y Oficios de Logroño se encargó también de procurar a Agustín un estudio de escultor, donde trabajaba y realizaba los frecuentes encargos que se le hacían. En ese local, el jovencísimo “Toni”, con 11/12 años, comenzó a emplear por vez primera las gubias para tallar la madera, bajo la supervisión atenta de su padre y el permanente temor materno a que el niño se lastimase. 

También, en la capital riojana, apareció la primera referencia a un precoz escultor de 12 años, Toni Ballester, que en 1946 participaba en una Exposición local con una obra, denominada “Pisapapeles”. El mismo niño preparó para las fiestas navideñas de la familia un Nacimiento completo, donde todos los personajes presentes - Sagrada Familia en el pesebre de Belén, Magos, pastores, ángeles y animales - eran grandes figuras de barro modeladas por Antonio. Para las montañas, Toni empleó escorias del carbón térmico quemado en las locomotoras, que los maquinistas eliminaban de sus trenes, arrojándolas al entorno de las vías. 

De la Rioja, Ballester/padre consiguió el traslado - realmente un avance profesional de importancia - a idéntica plaza de Profesor de Escultura en Artes y Oficios, pero ahora en Barcelona. Sustituir el ambiente provinciano, acogedor y generoso de Logroño, por una sociedad impersonal, mas cerrada y competitiva, con horizontes amplios, pero de momento lejanos, les resultó difícil a los Ballester Ballester. Algo superable para los tres jóvenes, pero traumático para sus padres. Agustín cayó en un bache depresivo; se resintieron trabajos y encargos, mermando los ingresos familiares, por lo que todos debieron colaborar para nutrir la economía menguada: Teresa, con la buena costura aprendida de su madre Rosa, aquella afamada modista ahora en México; Tinín, el hijo mayor, de dependiente en el establecimiento tradicional de tejidos “La Primitiva”; Toni, trabajando por las mañanas, de auxiliar, en el Estudio de talla en piedra del escultor Josep Miret Llopart (1908-1979) - autor del famoso Sagrado Corazón existente en el Tibidabo - aunque por las tardes acudía, sin falta, a las clases de dibujo y escultura en la Escuela Artes y Oficios (La Llotja). Incluso la pequeña Visi trabajaba de aprendiza en un comercio de ultramarinos, de donde volvía ufana los sábados portando la “semanada”. 

Poco a poco, la situación mejoró y también los ánimos de Agustín. Volvió a dar sus clases como antes; los compañeros comprensivos respondieron bien y los pedidos de imágenes religiosas se activaron. Para ellas, sus tres hijos eran modelos preferidos y ... gratuitos. A medida que la postguerra quedaba atrás, la economía del país se fue recuperando poco a poco y los sueldos de los docentes se dignificaron algo. Además, en 1961, Agustín ganó por oposición la Cátedra de “Talla Escultórica” de la Escuela Superior de Bellas Artes “Sant Jordi”. El año siguiente, volvió a presentar dos esculturas en la Exposición Nacional de Bellas Artes: tres décadas, bien azarosas, habían pasado desde su primera participación en tales eventos. 

Pese al acople progresivo y fructífero con el mundo artístico de Cataluña, Agustín mantuvo siempre vigentes sus lazos con Madrid, adonde se desplazaba por motivos profesionales, sobre todo como integrante de tribunales de premios y oposiciones, pues no solo era escultor, sino persona de sólido prestigio. Durante aquella estancia madrileña de los años cuarenta, había asistido a una tertulia de índole artística, de referencia en el Madrid de postguerra, que se reunía en el Café de “La Gata Blanca”, casualmente junto a mi casa, en la madrileña calle de Postas. Entre los amigos y contertulios habituales de Agustín, con los que años después conservaba comunicación y trato, figuraban el escritor Julio Trenas, escultores como Carlos Ferreira (autor del monumento a Calvo Sotelo en la Plaza de Castilla) o Leonardo Martínez Bueno - refugiado económicamente como el profesor Ballester en trabajos de imaginería religiosa - los pintores Victor González Gil (amigo y protector hasta el final del poeta Miguel Hernández), el sevillano Leonardo Martínez Bueno o Eduardo Peña, famoso por la Academia “Peña” de Dibujo que fundó en 1940 en la vecina Plaza Mayor. Por ese centro iban a pasar, primero como alumnos y después como profesores, pintores tan relevantes como Antonio López o Lucio Muñoz, y la mayoría de los aspirantes a aprobar el ingreso en la Escuela Superior de Arquitectura o en la de Bellas Artes, incluidos naturalmente los, más tarde, afamados profesionales en ambos sectores artísticos. 

Al abuelo paterno Ballester tampoco llegaron a conocerlo sus nietos. Un agricultor, apellidado Vidal, que casó con la abuela Besalduch cuando esta enviudó fue al que llamaron “abuelo”. Su rasgo más recordable por Visi es que era un hombre afable y muy delgado: “Un vivo retrato del hidalgo Don Quijote”. 

 Su esposa TERESA BALLESTER VILASECA (1907, Valencia/2003, Barcelona), Madre de Antonio Ballester: 

Habría podido convertirse en cantante por su bella voz y dotes interpretativas. De hecho, estudió canto y piano con Amparo Iturbi, que con su hermano José integraba el Dúo Iturbi. Él, famosísimo pianista - ya se le ha mencionado por su relación en Paris con el tío cantante de Teresa -, fue doblemente conocido: en el mundo musical, por su ruptura interpretativa con la estética romántica; en el mundo cinematográfico USA, por sus frecuentes apariciones en películas de Holliwood. De haberse decantado por el canto, Teresa habría contado además con el apoyo técnico y profesional de su tío Vicente, veinte años mayor que ella, que, como se ha visto, desarrollaba una carrera exitosa como barítono lírico, pero ella, prefirió dedicarse conplenitud a la profesión de esposa y madre de sus tres hijos y fue la única Ballester Vilaseca no vinculada directamente con la creación artística. Tampoco llegó a conectar con el ámbito del Arte el mas pequeño de sus hermanos, Estanislao, estudiante de medicina que falleció muy joven, en 1936, cuando en compañía de un amigo universitario limpiaba un arma de fuego, 

 Los hermanos de ABB: AGUSTÍN (Tinín) y VISITACIÓN (Visi): 

Antonio tenía un hermano mayor (Agustín, “Tinín”, 1930 Madrid/1990 Benicarló), cuya vida - hecho inhabitual en ese ámbito familiar - tuvo poca conexión con el mundo de la escultura/pintura, aunque fuese inquieto aficionado al cine y a la arquitectura, cuyos estudios no pudo cursar porque los costes excedían la capacidad económica de sus padres. Se dedicó a actividades de índole comercial, relacionadas con la moda y confección, siendo uno de los promotores del “Salón de la Moda Gaudí” en Barcelona, plataforma pionera, que después se trasladaría a Madrid. 

Y queda la hermana menor de Toni, (Visitación, “Visi” 1936, Palencia), la pequeña de la casa y principal informadora sobre Antonio antes de que éste marchase a Paris. Tal vez influenciada por las actividades de su hermano mayor o el precedente de su abuela materna, cursó estudios de “Corte y Confección” en la Escuela de Artes y Oficios. Pero, tras culminarlos, sintió el atractivo de las artes plásticas lo que le llevó a matricularse de nuevo, a los 23 años, en la Escuela Saint Jordi de Bellas Artes. Ya pintora y licenciada, opositó y logró ser primero Profesora Agregada y, después, Catedrática de Dibujo en un instituto de Enseñanza Media barcelonés, cuyo desempeño ha sido reto y meta en su vida profesional, algo que siempre se ha resistido a cambiar, pese a requerimientos y ofertas tentadoras recibidas desde la Universidad. Visitación casó con Salvador Navarro (1933, Tarragona/2009, Barcelona), otro discípulo de Agustín Ballester. Salvador fue escultor y pintor con licenciatura y similar trayectoria profesional a la de Visi (Catedrático de Dibujo). Firmaba sus obras “Sorigué”, su segundo apellido; también colaboró ocasionalmente en trabajos con su padre político Agustín. 

Se ha señalado ya cómo Visi fue - y sigue siendo - memoria y archivo de la familia. La conocí en 2011, viuda ya de Salvador, con ocasión del funeral de ABB, el tercero en la saga de los Antonio Ballester escultores. Vino a Colmenar acompañada por sus dos hijos, veterinario y profesor de dibujo; simpáticos y cariñosos los tres. La ceremonia de exequias fue oficiada por un sacerdote, Custodio Ballester (Barcelona, 1964) polémico rector “ultra-conservador” de la Parroquia de la Inmaculada Concepció de L´Hospitalet de Llobregat, hijo de Tinín y sobrino del fallecido. Allí fue donde me re-encontré con Alejandro, hijo único de Ballester, nacido en Madrid en 1970, a quien no había visto desde mediados de aquella década, cuando era chaval notablemente travieso. También me presentaron allí a Elena, la esposa (C.2000) farmacéutica de Alejandro, y, en foto, conocí a los nietos mayores de Ballester, Elenita y Alberto; el tercero, Ricardo, acababa de llegar al mundo. Recordándole yo a Alejandro algunas de sus “hazañas” infantiles, me comentó: “Cuánto me gustaría que los que habéis sido amigos y seguidores de mi padre me contarais cosas de él, que por diferencia de edad y la reserva con que desenvolvía su actividad artística, a mi esposa y a mí se nos escapan”. Con este ensayo trato de responder a aquellos deseos. 

 

 RAMA de los BALLESTER VILASECA: 

MANUELA BALLESTER VILASECA (1908, Valencia/1994 Berlin) & JOSEPH RENAU (1907, Valencia/1982,Berlín) (Los Tíos RENAU) : pinturas, carteles, murales y foto-montajes. 

Tras Teresa, madre de nuestro Toni, venía como segunda, por orden de nacimiento, Manuela Ballester Vilaseca que iba a ser dibujante, diseñadora de moda, ilustradora de libros y pintora. Tras casarse con José Renau, sería también, como su marido, fotomontajista, cartelista y muralista. La fama internacional y notoria actividad política de Josep contribuyeron a enmascarar injustamente méritos artísticos de Manuela, pues los numerosos trabajos conjuntos del matrimonio se atribuían con exclusividad a Renau. Pero, tan errada era esa valoración, que en 1962, cuando se divorciaron en Alemania Oriental, los mas próximos identificaban como causa principal de la separación, los celos artísticos de José que se notaba claramente superado por su discreta colega y paciente esposa; por ella empezamos. 

.- Tía Manuela: Con 14 años, ingresó en la valenciana “Escuela de San Carlos”, matriculándose en Pintura. Durante sus estudios obtuvo un “Premio de Retrato” y desoyendo los consejos de su padre, el escultor ABA, lo invirtió en trasladarse a Madrid para entrar en contacto con los grandes retratistas del Prado, Velázquez sobre todo. Se graduó con veinte años, comenzando de inmediato su carrera profesional con trabajos para revistas de figurines y moda, campo conectado con el de su madre, la famosa modista. Al año siguiente, una propuesta suya de portada ganaría un concurso y encabezó un número de “Blanco y Negro”. La ilustración de libros y revistas eran las parcelas preferidas por Manuela y en ese campo, al año siguiente (1930), ganó el primer Premio del Concurso de Portadas, organizado por la Editorial “Cenit” para el lanzamiento y publicación de una novela del Nobel Sinclair Lewis. 

- Tío Renau: Por su parte, Josep, era hijo de un pintor y restaurador, se graduó en 1925 en la valenciana Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde después sería profesor de dibujo (1932/36). En 1929 inició con “El hombre Ártico” su actividad en un campo que le iba a procurar fama internacional: los fotomontajes. En 1929-32, acometió también, otra especialidad: los carteles de anuncio de películas, que por entonces se referían a exitosos films españoles, mas valorados por el público que los procedentes de Hollywod o del cine francés rodado en Joinville. En ambos temas trabajó también, como autora individual, su esposa Manuela. 

Josep ingresó (1931) en el Partido Comunista, una afiliación, que sumada a su “temperamento” se convertirían en vértices/clave de su existencia. Fundador de la Revista “Nueva Cultura” y co-director, junto con Max Aub, del periódico comunista “La Verdad”, en 1932 fue nombrado Profesor de Arte Decorativo de la Escuela “San Carlos” y ese mismo año casó con Manuela. Tuvieron 5 hijos, de los que los mayores, Ruy y Julia, nacieron en España, mientras los 3 restantes (Totli, Teresa y Pablo) vendrían al mundo en el exilio mexicano. 

En 1936, Josep fue nombrado jovencísimo Director General de Bellas Artes en la convulsa 2ª República; sólo tenía 29 años de edad. Su nombramiento oficial fue el día 6 de Septiembre y, dando una pista de cómo iba a acometer y tomar decisiones toda su vida y de cómo exigiría que las respetasen/acatasen los demás, catorce días después, el 20 de septiembre, con su vehemencia característica, nombró a Pablo Picasso “Director del Museo del Prado”, cargo que don Pablo nunca ocupó, ni se le pasaría por la cabeza desplazarse a España en aquellas circunstancias de guerra interna. Cesó Josep como Director en 1938 para hacerse cargo de la Propaganda del Estado Mayor de la República. 

La contienda civil le iba a procurar a Renau dos ocasiones para defender material y políticamente, desde su punto de vista, siempre partidista y extremado, el bagaje cultural español: a) - Proteger el Museo del Prado de posibles daños derivados de la guerra, y b) - Conseguir una presencia española digna en la inminente Exposición Mundial de Paris en 1937. El primer objetivo lo resolvió - o al menos eso parecía - mediante un transporte bíblico y depósito de las obras principales, en camiones desvencijados, a los sótanos del “relativamente” próximo Banco de España, complementado con algunas otras medidas de traslado y ocasión para peligrosa “dispersión/ evaporación” de algunos cuadros. En cuanto a lo de la Expo-37, el tema se presentaba problemático, principalmente por los menguados recursos asignables a ese fin, estando la República inmersa en plena Guerra civil y, aún mas, por el corto tiempo disponible para culminar un Pabellón aceptable (algo menos de seis meses, desde finales de Diciembre del 36). Pero aquí el ingenio, valía y entrega de los organizadores superaría las dificultades. 

De momento asumió el reto nombrando Comisario del Pabellón al filósofo y Rector de la Universidad de Madrid José Gaos, cuyo hermano y poeta Ángel Gaos estaba casado con Rosa, la tercera hermana Ballester Vilaseca. Max Aub y José Bergamín actuarían de adjuntos; el pintor Hernando Viñes, se ocuparía de las labores de secretariado. El resto del equipo lo integraban Renau - director de Bellas Artes -, el cineasta Luis Buñuel, dos escultores afamados (Alberto Sánchez y Julio González), el pintor Joan Miró y el artista plástico norteamericano Alexander Calder. Todos, además, dispuestos a prestar obras propias para rellenar gratuitamente con contenido, el Pabellón que intentaban improvisar. 

El proyecto del edificio se le encomendó a dos arquitectos amigos: Luis Lacasa (Ribadesella, 1899/Moscú, 1966), concuñado del escultor Alberto, y José Luis Sert (Barcelona, 1902/1983), que lo elaboraron con rapidez tal que el 27 de Febrero se pudo colocar la 1ª piedra del Pabellón. Asímismo se encargó a Picasso, en nombre del Estado, la ejecución de un gran cuadro - el ”Guernica” que el pintor acometió con interés en su estudio parisino; éste aportaría/prestaría, además, tres esculturas suyas: “Cabeza de mujer”, “Bañista” y “Busto femenino”. Miró, por su parte, hizo ex-profeso un mural de “El Payés Catalán en revolución”; de Julio González llevaron una extraordinaria “Montserrat” y Calder instaló una ingeniosa fuente con mercurio de las Minas de Almadén, un yacimiento con más de 2.000 años de explotación ininterrumpida, antes de que los mandamases mundiales, todos - ¡Oh casualidad! - sin reservas minerales del metal líquido, condenaran su uso con severidad ecológica hipertrofiada, disimulando, a duras penas, su satisfacción comercial por haber eliminado al rival. 

Todos los del equipo estuvieron de acuerdo en que el rojo sangre, los grises de nuevos o tradicionales materiales de construcción, el blanco de la luz mediterránea y el negro de la situación política de España constituían la gama simbólica de colores mas apropiada para el Pabellón, con un gran cuadro en elaboración, que haría referencia al bombardeo de “Guernica”, y con un totem de Alberto que indicaría, a la entrada, el camino vertical hacia el cielo de estrellas. Todo encajó y hubo Pabellón, moderno, representativo e informador sobre la situación interna de España. 

Finalizada la guerra civil, y tras las consiguientes depuraciones por parte del bando vencedor, los dos arquitectos desarrollarían notables carreras en sus respectivos exilios. El “corbussiano” Sert en Norte-América, donde culminó como respetado e influyente gurú en la Universidad de Harvard-Massachussets. Mientras que Lacasa, responsable con su compañero Manuel Sánchez Arcas (Madrid, 1897/ Berlin, 1970) de edificios tan emblemáticos como el Hospital de Toledo, el Instituto Nacional de Física y Química (Edificio Rockefeller), o el proyecto de Residencias de Estudiantes en la Complutense madrileña - hoy Colegios Mayores “Cisneros” y “Nebrija”, donde viví de estudiante cuatro años - encaminaron sus pasos hacia la URSS. Allí colaboraron en la urbanización de la nueva Varsovia, tras la 2ª Guerra Mundial. Posteriormente, Luis viviría etapas muy activas en la China de Mao, donde se graduó de arquitecto su hijo Jorge, a quien conocí y traté personalmente, hacia 1970/72, cuando retornó a España, junto con un primo carnal suyo - hijo del escultor Alberto Sánchez - que abrió una pequeña Galería, cercana al Museo del Prado, para vender cuadros y esculturas de su padre. 

Tras finalizar la guerra civil, las tres familias de las Ballester Vilaseca más jóvenes que la madre de ABB, tuvieron que exiliarse instalándose en México D.F. en 1939, donde todo marcharía bien para los Renau. Nada mas llegar, el pintor - y ferviente comunista - Siqueiros firmó un contrato con el poderoso Sindicato de Electricistas para realizar en su Sede Central un mural importante, a desarrollar por un equipo de 6 artistas, 3 mexicanos, que encabezaba Siqueiros, más otros 3 españoles con Renau al frente. El Partido Comunista de México, en sintonía con sus poderosísimos mentores de la URSS, facilitaba así la búsqueda de nuevo porvenir a un grupo de fieles rescatados del fracaso bélico experimentado en España. Pero hasta el “sistema” mas rodado descarrila a veces por culpa de un tornillo flojo y así iba a suceder. 

El 24 de Mayo de ese mismo 1939, Siqueiros, al mando de un grupo de 20 activistas del Partido Comunista Mexicano, armados hasta los dientes, tonificados por abundante ingesta de alcohol y disfrazados con uniformes falsos del Ejército y la Policía asaltaron, a las cuatro de la madrugada, una casa en el barrio de Coyoacán, donde vivía el refugiado ruso Leon Trotsky, el gran rival ideológico de Stalin. Éste, quería erradicar cualquier atisbo de disidencia interna en el bloque comunista, antes de embarcarse en la inminente 2ª guerra mundial y el modo mas eficiente para conseguirlo era simple: eliminar al competidor Leon. El primer intento de “operación depurativa” resultó un doble desastre, tanto en planteamiento como en puesta en práctica. Pese a que los asaltantes dispararon sin interrupción durante 20 minutos, Trotsky resultó ileso, pero murió uno de los guardianes de la casa, por lo que la policía mexicana, molesta por el uso ilegal y torticero de sus uniformes, buscó, localizó y detuvo en Jalisco al huído Siqueiros, al que encarcelaron con pruebas abrumadoras, lo cual no constituiría obstáculo insalvable para el poderío de la URSS. El embajador de Chile en México - Don Pablo Neruda - consiguió visitar a Siqueiros en la cárcel y, tras garantizarle que nada le iba a suceder, lo invitó oficialmente a que se desplazara a Chile para pintar una serie de frescos, ganando tiempo hasta que lo de Trotsky se olvidase. 

Fracasó el primer round contra el refugiado ruso, pero, al poco, se iniciaría el 2º asalto, aprobado personalmente por Stalin, y dotado con un presupuesto de 10.000 a 15.000 $. Un comunista español, Ramón Carnicer, camuflado de belga, e hijo de la veterana dirigente comunista catalana Caridad Mercader, en cuya casa de Barcelona vivió casualmente Siqueiros en 1937, se encargaría de destrozar personalmente a golpes de “piolet” el cráneo del “traidor” Trotsky. Casi todos estos datos están tomados del libro del filósofo e historiador navarro, Gregorio Luri, que los expone magistralmente en su obra “El cielo prometido, una mujer al servicio de Stalin” (2016), editado por ARIEL. 

La repercusión negativa de esta historieta trágico-cómica sobre el mural de los Electricistas que iba a retratar a la “Burguesía” fue inmediata. Sin la protección directa del promotor Siqueiros, el proyecto se desfondó y los, plausiblemente, menos capacitados/más enchufados del nutrido equipo, se retiraron discretamente del negocio; sólo uno - Renau - siguió emperrado en proseguirlo, y luchando por llevarlo a cabo. Tras contundente revisión a la baja del presupuesto original, Josep admitió encargarse del tema, pero con la condición única de sustituir a los 5 muralistas evaporados por un solo ayudante, alguien que antes, como era costumbre, no figuraba nominalmente en la lista de muralistas: su esposa Manuela Ballester Vilaseca. 

Dentro de toda esta cadena surrealista de sucesos inverosímiles, en 1942, el comunista Renau ganó en ¡Nueva York! el primer premio en un concurso de Carteles organizado por el MOMA, el mismo museo donde después iba a quedar depositado tantos años, hasta su devolución a España, el famoso “Guernica”. 

Suele decirse que Josep Renau tuvo siempre problemas con su familia, cuando lo correcto sería señalar que él es quien fue siempre fuente inagotable de problemas para los suyos. El poco tiempo que dedicaba a sus hijos lo consumía en exigir a los varones, con rigidez, un comportamiento propio de guerreros de la antigua Esparta, tal vez explicable en algunos momentos difíciles de su ajetreada vida, pero que en aquel México, adonde habían arribado, carecía totalmente de sentido. También su falta de tacto con el pais de acogida les iba a costar algún que otro digusto. Por ejemplo, cuando en 1946 el empresario Manuel Suárez le encargó a Renau un fresco en Cuernavaca, para el Hotel Camino Selva, la exteriorización, fuera de lugar, de su entusiasmo por los personajes soporte de lo hispánico le llevó en un vértigo de sinceridad a incluir entre ellos como héroes - que en verdad lo fueron en tantos aspectos - a escritores, conquistadores, monjes misioneros y a la mismísima Teresa de Jesús, tratando de contrarrestar así el odio sectario que rezumaba Diego Rivera en sus frescos del Palacio de Cortés. Ocasionóse así protesta populachera “espontánea” (¿?) y airada de tal magnitud, que la familia Renau en bloque, tuvo que buscar refugio contra el linchamiento en casa de una española, por entonces estrella famosa en el cine mexicano, que vivía en Cuernavaca: una tal Sara Montiel. 

En 1950 Renau rompería también con el bravo protector Manuel Suárez. Y algo similar sucedería en 1958, cuando su agresividad incontrolada contra USA, provocó que los norteamericanos presionaran al gobierno mejicano para que removiesen a aquel vecino incómodo - con nacionalidad mexicana desde 1940 - empeñado rabiosamente en demoler con sus montajes los cimientos del “estilo americano de vida”. Así que Renau con su esposa y los dos hijos pequeños adolescentes tuvieron que marchar al Berlin del Este, donde el régimen comunista protegió y prodigó encargos al binomio Josep/Manuela. Los dos hijos varones mayores, Ruy y Tothli, ya casados en México, consideraron aquel éxodo como ocasión única para liberarse de la presión asfixiante de su padre y permanecieron en América. Julia, que había buscado en Paris, familia y vida propia se suicidó. Los dos pequeños, Teresa y Pablo, quedaron tocados psicológicamente por los violentos y continuos enfrentamientos con su progenitor. Algo similar haría, años después, su esposa Manuela; separada desde 1966, en cuanto obtuvo una pequeña pensión, como reparación por daños fascistas sufridos durante la guerra civil y un puesto de trabajo, Manuela se divorció de Renau. Éste, comprobando cómo la protección alemana mermaba - por el empobrecimiento progresivo de la RDA comunista - regresó sin problema alguno a España en 1976 y tuvo bastantes apariciones y exposiciones durante los escasos seis años que le restaban de vida. Poco después (1978), se encontró en Madrid con dos viejos colegas: Joan Miró y José Luis Sert. El alcalde de Manises - después Ministro - Antoni Asunción, llegó a ofrecerle (1981) instalar un estudio para Renau en la capital de la cerámica y el azulejo. Descansó en paz un año más tarde. 

 

ANTONIO BALLESTER VILASECA, 1910, Valencia/ 2001Alella-Barcelona) (Tío Tonico) escultor e imaginero: 

Después de tía Manuela, venía un varón llamado, como su padre o como su sobrino y ahijado ABB, Antonio. Pero siempre se le conoció como “Tonico” por su aspecto aniñado y juvenil. Tonico fue escultor reconocido; formado profesionalmente por su padre Ballester Aparicio, que le proporcionó una educación mas amplia aún que la que pudo recibir en su Estudio propio, que el adoptado niño Agustín. Así, por ejemplo, ABA envió a su hijo Tonico, entre los 9 y los 13 años de edad, a aprender la talla de marmolista con Elías Cuñat, a pintar con Badenes y Zapater, o lo que era decoración con Dolç, y también a estudiar forja y herrería etc., a parte de ingresar a los 12 años en la Escuela de San Carlos. 

La verdad es que el chico estaba singularmente bien dotado para operar en el campo artístico de la escultura, pero no quedaba ahí la cosa. Antes Tonico se había iniciado en el mundo del canto, imitando a su tío Vicente, y tenía tan bella voz y gusto musical que ingresó, como solista, en el Coro de la Capilla Metropolitana de la Catedral de Valencia, percibiendo una peseta de las de entonces por día de asistencia, y llegó a ganar en un año, a los 10 de edad, la cantidad de 1.000 pesetas, de las de entonces, una suma increíble. 

Hasta la posterior entrada oficial de ABB en el escenario parisino, en la saga familiar Ballester los escultores de referencia fueron siempre los dos cuñados: Tonico y Agustín, el padrino y el padre de Toni. Ambos poseyeron, en común, un poso personal de sensatez, que unido, en lo económico, a la renovación necesaria de imágenes religiosas con arraigo popular en Cataluña y Levante, dañadas o eliminadas durante la contienda civil en España o en el México revolucionario, les ayudó a superar traumas e inconvenientes de la post-guerra. Agustín, trabajando siempre en su patria, pero su cuñado Tonico lo haría también en Uruguay, México, California o en la R.D.de Alemania, de donde retornó definitivamente a su país natal. 

Tonico fue, desde jovencito, amigo del fogoso comunista Renau, pero era mucho más reflexivo y pragmático que su futuro cuñado, lo que no presuponía falta de inquietudes sociales. En 1929, participó y ganó un Concurso Internacional para proyectar y construir un “Monumento de los Españoles a la Independencia de Uruguay”, de siete metros de altura. Un año mas tarde sorprendería a los que fueron a recibir al autor/constructor del grupo escultórico, que cruzaba por primera vez “el charco” y acudía a la inauguración en Paysandú del monumento, cuando descubrieron estupefactos que lo era un chicuelo: aquel “adolescente” de 20 años. 

Impulsó después Tonico (en Valencia 1932), como su padre una tertulia artística en un café, a la que acudían, entre otros, el poeta Miguel Hernández, su hermana Manolita Ballester con Renau, o el pintor/escultor Alberto Sánchez. Colaboró, en el mencionado Pabellón de España en Paris (1937), con una serie de esculturas, desaparecidas con la Guerra Civil (entre ellas “Los vencedores de Brihuega” y “Fuenteovejuna”), que, cincuenta años después, en 1987, fueron halladas e identificadas en los sótanos del Museo de Arte Moderno de Barcelona. 

Tonico tuvo en repetidas ocasiones esa visión y equilibrio para reconocer lo positivo en cualquier situación. Por ejemplo, mostró ese ingenio y la simpatía para poderlo imponer - con esa inteligencia emocional extraordinaria que fue rasgo común de su tío Vicente o de su prima Manolita Savall - cuando en el primer año de la postguerra estuvo preso en la valenciana Cárcel Modelo. Se le ocurrió la iniciativa de proponer y formar con otros artistas detenidos - algunos de ellos sentenciados a muerte y después ejecutados - un Taller donde, aparte de estar apartados gratuitamente en las celdas especiales “de pago”, mantenía a todos activos y ocupados. Allí se trabajaba tallando un altar para que el “Padre Lluch” - el capellán de la cárcel, “un requeté tradicional”, en sus palabras - celebrase la misa de los domingos “como en una catedral”, o se realizaban otras imágenes, inocuas y de carácter religioso, que Tonico, con ingenio y picardía y el oportuno apoyo eclesiástico del cura y, porqué ocultarlo, aprovechando la tolerancia del Director, se vendían fuera de la prisión contribuyendo al sustento de las familias de los artistas presos. 

De igual forma, en su segundo y valiente desplazamiento hacia las Américas en 1946 - ahora con México como destino obligado - aceptó gustoso volver a trabajar en imaginería religiosa - que también practicó en España cuando retornó definitivamente en 1963 - simultaneándola siempre con sus otros proyectos creativos mas personales. Incluso en una curiosa etapa californiana, de 1960 a 1963, Tonico no tuvo empacho en convertirse en el escultor que iba a retratar - puro hiperrealismo - a las estrellas mas rutilantes del cinematógrafo (Clark Gable, Vivien Leigh, David Niven, Olivia de Haviland, Charlton Heston, Gene Kelly, Natalie Wood, etc.) recreando sus momentos cinematográficos mas señalados para que lucieran en el Museo de Cera de Buena Park (Movieland Wax Museum), el más importante que hubo en USA hasta su cierre en 2006. 

Su hijo mayor, Antonio José muy parecido, a ABB, - creo que se referían limitaciones psíquicas y orales - fué músico clásico, formado en su México natal y después en Checoeslovaquia; cuando la familia regresó a España, terminó de Director del Conservatorio Musical de Elda. El segundo hijo - Jorge Ballester Bonilla (Valencia 1941/ Valencia 2014) - ha sido también continuador de actividades artísticas. Con su compañero en la Escuela de Bellas Artes San Carlos de Valencia, Juan Cardells, fundó en 1965 el “Equipo Realidad”, dentro de la tendencia “Crónica de la realidad”, la misma donde Rafael Solbes y Manolo Valdés habían ubicado dos años antes, el “Equipo Crónica” (1963/1981). El grupo Ballester/Cardells desarrolló intensa actividad en la década 1966/76, hasta que su evolución personal y la del país, junto con la marcha del nuevo mercado del Arte - o del negocio basado en el Arte - les llevó a disolver el grupo definitivamente. 

 

ROSA BALLESTER VILASECA, (los Tíos GAOS) y JOSEFINA BALLESTER VILASECA (pintoras y grabadoras): 

Otra tía de Antonio, la tercera hermana de su madre, fue Rosa Ballester Vilaseca(1919/1988, México), también pintora; casó con el poeta Ángel Gaos (1908, Alicante/1990, México), hermano del Doctor José Gaos, filósofo y Rector de la Universidad Complutense de Madrid en 1936, gran amigo de Gil-Albert y máxima autoridad en el Grupo organizador del Pabellón de Paris de 1937. Ambos fueron hermanos también de nuestra gran actriz de cine y teatro Lola Gaos. 

Por su parte, la menor, Josefina Ballester Vilaseca (1925, Valencia) fue en México pintora pero, sobre todo, grabadora de renombre; con su hermana Rosa fundó una escuela prestigiosa de grabado (“Las Ballester”) que ampliaron y continuaron años después las hijas de ambas. 

No cabe duda, de que, para ABB, tanto su padre como esas ramas familiares maternas, tan fértiles en la producción de inquietos protagonistas en los mas variados campos artísticos (pintura, escultura, canto, cine, televisión, enseñanza) fueron un caldo de cultivo propiciador para la afirmación y desarrollo de un espíritu creativo y anticonformista. Aunque Antonio nunca tuvo ventajas y privilegios como las que antes habían gozado algunos parientes, que si bien se les disiparon con el desenlace de la Guerra Civil, y tuvieron que exiliarse, su formación, valía y, sin duda también, su trayectoria política anterior, les facilitó en México acogida y apertura de nuevos espacios vitales, mientras que las oportunidades que a Agustín, o a su hijo Toni, les ofreció su Patria fueron tan escasas, que el lúcido Tonico renunció a disfrutarlas y marchó voluntariamente hacia el más generoso México. 

Poco mas conozco, directamente por Antonio u otros, de su entorno familiar; exceptuadas largas charlas con sus hijos o la activa Visi, pues ABB no era proclive a hablar; menos aún, a confidencias personales, pese a que fuéramos buenos amigos. Pero con nosotros, con “su grupo de apoyo en Madrid”, sólo quería relacionarse como artista, y ése sería el canal/lenguaje principal de comunicación: no pretendía más que tenernos al tanto y mostrarnos - sin comentario ninguno - sus esculturas, y escuchar, después, con toda su perspicacia los comentarios que hacíamos, lo que comprábamos o le encargábamos. Pero, para nosotros, él no quería tener orígenes, ni imposibles explicaciones, sólo era autor de esas nuevas esculturas. 

En cambio, a su familia que no aceptó a su esposa en su seno, la excluyó de esa comunicación artística. Él era para ellos o sólo quería ser un elemento díscolo, cuya vida, milagros y obras creían conocer, pero eso se remontaba a las esculturas de Antonio, anteriores a Madrid-Colmenar, cuando sus esculturas no eran aún sus esculturas."

 

Azcárate (2019) Antonio Ballester Ballester, Retrato en 3D de un escultor silencioso, Apache libros, Madrid.